Hablan para PERICIA dos peritos que intervinieron en el siniestro

Windsor: un siniestro que pudo haberse evitado

Imagen de De Mdiagom - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=585961
Es difícil explicar a la ciudadanía que una simple colilla mal apagada pueda acabar con un coloso como el edificio Windsor de Madrid. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, ya entonces, las medidas de seguridad de la estructura estaban desfasadas, a pesar de cumplir con los requerimientos legales del momento. En la época de su construcción, allá por el año 1979, la normativa no exigía, entre otras cosas, la instalación de rociadores automáticos. Ello hubiera evitado la propagación del incendio y la consiguiente destrucción del emblemático edificio del centro financiero de Madrid.

En el vigésimo aniversario del siniestro, PERICIA ha querido recordar aquel evento, hablando con dos de los Peritos de Seguros que intervinieron, in situ, en la resolución del siniestro: Roberto Revenga, que lo hizo por cuenta de Allianz, y José Villalba, perito judicial nombrado por la Audiencia Nacional, ambos miembros de APCAS.

Roberto Revenga formó parte del equipo de Addvalora que intervino en nombre de Allianz, como aseguradora de El Corte Inglés, empresa que tenía un edificio colindante con el edificio Windsor, además de ocupar un anexo y tres plantas de la propia torre. Su principal labor, como señala, era «intentar ayudar a El Corte Inglés y a Allianz a minimizar las pérdidas y normalizar la situación del centro comercial a la mayor brevedad. Dado que la póliza era muy completa, fue una peritación laboriosa, pero fácil. Todas las partes involucradas quedaron satisfechas por el acuerdo alcanzado».

Por su parte, José Villalba fue el perito nombrado por Carlos Bueren, entonces magistrado de la Audiencia Nacional, para investigar las causas del incendio y emitir un informe al respecto. Destaca que no se encontró con ningún escollo a la hora de realizar su trabajo y que «la principal clave fue el excelente trabajo de investigación que realizó la policía científica».

Roberto Revenga: «Si el edificio hubiese contado con detectores de humo y con rociadores, como exige la normativa hoy en día, se hubiese evitado que el fuego se propagase. Se hubiera autoextinguido el incendio en breves minutos y solo hubiese afectado a ese despacho»

Una colilla mal apagada, origen del siniestro

Ambos profesionales coincidieron en las conclusiones de sus respectivos informes periciales sobre el origen del siniestro: una colilla mal apagada. Así, Roberto Revenga señala que «se trató de un incendio accidental motivado por la negligencia de una profesional de Deloitte que arrojó una colilla sin apagar en una papelera de un despacho en la planta 21 del edificio». Por su parte, Villalba coincide al señalar que “el incendio se había originado en una papelera de una de las oficinas de la empresa Deloitte, pues una de sus empleadas había estado trabajando ese sábado por la tarde, y había estado fumando, echando en dicha papelera las colillas de los cigarrillos sin apagar en su totalidad”.

Pero, ¿cómo un profano de la Pericia puede entender que una colilla mal apagada acabe destruyendo un edificio de la envergadura del Windsor, con más de 100 metros de altura? Para Villalba, la respuesta es sencilla: «porque alrededor de esa colilla había papeles secos, que prendieron, y al abrir la puerta de la oficina, entró tanto oxígeno a la habitación que aumentó el fuego, y desde ahí fue prendiendo en diferentes puntos del despacho, expandiéndose por todo el edificio».


Desescombro de la Torre Windsor. Imagen de Roberto Lumbreras from Madrid, España - crop0008Uploaded by ecemaml, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=22487567

El edificio Windsor

    • Construido entre 1975 y 1979, el edificio Windsor fue un edificio de oficinas de Madrid situado en la zona de AZCA, en pleno centro financiero de la ciudad. Colindaba con el centro de Castellana de los grandes almacenes El Corte Inglés, muy cerca de la estación de tren de Nuevos Ministerios.
    • Con una altura de 106 metros, en sus 32 plantas trabajaban más de 2.000 personas.
    • En el momento del incendio, en la madrugada del 13 de febrero de 2005, hacía más de 2 años y medio que el edificio estaba siendo reformado, realizándose las obras con las oficinas en funcionamiento.
    • En el solar que ocupaba se erige en la actualidad la Torre Titania.

La actuación de los vigilantes, determinante

Roberto Revenga señala también la «poco afortunada actuación de los vigilantes de seguridad del edificio, junto con la falta de medidas de seguridad del mismo, como es la carencia de rociadores automáticos». Esto último es uno de los aspectos clave para que el siniestro alcanzará la dimensión que tuvo, a pesar de que el edificio cumplía con toda la normativa legal cuando fue construido. «Lamentablemente, el edificio tenía más de 20 años y la normativa había cambiado. Cuando se construyó, no eran obligatorios ni los rociadores ni las escaleras de emergencia que hoy día son obligatorios en los edificios de gran altura como este», argumenta.

«Si el edificio hubiese contado con detectores de humo y con rociadores, como exige la normativa hoy en día, se hubiese evitado que el fuego se propagase. Se hubiera autoextinguido el incendio en breves minutos y solo hubiese afectado a ese despacho», añade Revenga. Además, «el hecho de que las fachadas fueran de cristal, que comenzase en la planta 21 y que no hubiese nadie en el mismo ese sábado por la noche hizo que no se pudiese hacer nada en los primeros momentos del incendio», concluye.

Villalba, por su parte, recalca también la desafortunada actuación del personal que en ese momento se encontraba en el edificio, como uno de los factores que más contribuyeron a que el fuego se propagara. En su opinión, tuvo gran trascendencia «la primera actuación del personal de seguridad y la de los primeros bomberos que acudieron al incendio, que no lo apagaron totalmente en su inicio».

José Villalba: «Comprobar que las normas de seguridad en vigor se cumplan, a veces no es suficiente, puesto que las primeras actuaciones en un incendio siempre son determinantes, siendo muy recomendable realizar simulacros de incendios para el adiestramiento del personal de seguridad»

Un siniestro del que aprender

¿Y qué lecciones nos puede dejar un siniestro como este? Para José Villalba, «comprobar que las normas de seguridad en vigor se cumplan, a veces no es suficiente, puesto que las primeras actuaciones en un incendio siempre son determinantes, siendo muy recomendable realizar simulacros de incendios para el adiestramiento del personal de seguridad».

Roberto Revenga, por su parte, considera importante destacar que «los bomberos solo llegan con sus escalas hasta la 8ª o 10ª planta. Si este tipo de edificios no cuentan con sistemas automáticos de detección y extinción, es muy difícil controlar un incendio, máxime si este ocurre de noche y cuando el mismo estaba vacío». Además, «otra consecuencia a destacar es que el inquilino de 20 plantas del edificio Windsor, la consultora Deloitte-Touche, apenas tuvo pérdidas, pues activó un plan de contingencias que tenía implementado que funcionó de una manera muy eficaz. Es fundamental que las empresas tengan planes de contingencia que permitan la continuidad del negocio», concluye.

→Imagen de apertura del edificio ardiendo la mañana del 13 de febrero de 2005. Autor: Mdiagom – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0.
Imagen del desescombro del edificio. Autor: Roberto Lumbreras from Madrid, España – crop0008Uploaded by ecemaml, CC BY-SA 2.0

Scroll al inicio
PERICIA
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.