El cinturón conectado de ZF mejora la posición del asiento y ayuda a mitigar las lesiones en un choque

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Si el pasajero busca algo en el espacio para los pies cuando un accidente es inminente, será colocado a tiempo en la posición correcta | Foto de ZF

La protección de los pasajeros comienza con los ocupantes sentados en la posición correcta con un cinturón de seguridad ajustado correctamente. Usando los sensores del vehículo, el nuevo cinturón de seguridad conectado de ZF puede cambiar activamente a los ocupantes a una posición de asiento más óptima antes de una posible colisión.

Si el sistema recibe una alerta de una situación potencialmente peligrosa, el cinturón desplaza al ocupante del asiento, lo que puede mejorar la funcionalidad del sistema de sujeción. El corazón del sistema es el tensor de cinturón electromecánico ACR8 que también puede reducir la holgura del cinturón o alertar al conductor haciendo vibrar la correa del cinturón.

Los dos sistemas de retención, el cinturón de seguridad y el airbag, funcionan ‘mano a mano’ como sistemas de protección: el cinturón de seguridad retiene inicialmente la parte superior del cuerpo, pero en los milisegundos posteriores al choque lo suelta de manera definida, en la dirección del airbag hasta que el colchón de aire atrape al ocupante. Si el cinturón carece de estas reservas, por ejemplo, porque la parte superior del cuerpo ya estaba demasiado inclinada hacia adelante antes o durante el choque, esto puede aumentar la probabilidad de lesiones. Aquí es donde entra la idea del reposicionamiento.

SINIESTRO TOTAL

Los riesgos de conducir si padeces alguna de estas enfermedades

Desde la Dirección General de Tráfico (DGT) se obliga a todos los conductores a pasar exámenes médicos periódicos a la hora de renovar el permiso de conducción con el fin de determinar si siguen aptos para seguir poniéndose al volante en España.  Por tanto, el organismo público ha realizado varios comunicados en los que se concreta que existen determinadas enfermedades que si sufren son incompatibles con la conducción por los riesgos que pueden suponer, además también existen medicamentos que si se toman te imposibilitan ponerte al volante de tu vehículo.

Como enfermedades que imposibilitan la conducción nos encontramos con la ansiedad o depresión, la epilepsia, algunas patologías cardiovasculares, la narcolepsia, la apnea del sueño, los vértigos o la diabetes, entre otras. Además, los tratamientos de muchas de ellas provocan somnolencia, por lo que se reducen los reflejos o la capacidad de visión. Según la DGT entre el 5% y el 10% de los accidentes se relacionan con el consumo de medicamentos.

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