No hay cliente del taller más contento que aquel que repite y recomienda los servicios de su reparador de confianza. Es nuestra razón de ser: procurar al automovilista o al gestor de flota que confía en los servicios de nuestros asociados la mejor experiencia de cliente. Aquella que le permite recuperar la movilidad al volante del vehículo en el menor tiempo posible tras una reparación de carrocería eficiente y de máxima calidad.
Eficiente porque se realiza con procesos que optimizan el empleo de los recursos productivos -talento, maquinaria, recambios, materiales y tiempos- maximizando al mismo tiempo la rentabilidad del taller, la satisfacción del cliente y la rapidez con la que se resuelve el siniestro (algo que indudablemente aporta valor al resto de actores involucrados).
De máxima calidad porque es lo que esperan los clientes: recuperar sus vehículos cuanto antes con todas las garantías de seguridad -especialmente tras una reparación que afecte a la estructura de la carrocería- y un acabado estéticamente impecable.
Quienes representamos los intereses y promovemos el buen hacer de los empresarios de reparación desde CONEPA, estamos convencidos de que esa orientación al cliente es plenamente compartida por los profesionales de la pericia. No es otro el propósito del acuerdo recientemente alcanzado por nuestra organización junto a CETRAA, CONEPA, FAGENAUTO y APROTALLERES con la Asociación de Peritos de Seguros y Comisarios de Averías (APCAS) para la elaboración de un Código de Buenas Prácticas: seguir avanzando en la excelencia con la que cada actor involucrado en la cadena de valor de la gestión de un siniestro resuelve la parte que le corresponde.
“En la relación entre taller y perito es fundamental seguir avanzando en las mejores prácticas”
La gestión excelente del siniestro requiere, por supuesto, de que cada actor invierta los recursos necesarios para maximizar la eficiencia y calidad en su ámbito de actividad, pero también de un “propósito”, de un objetivo sectorial que integre el “resultado técnico” perseguido con otro tanto de mercado como social: garantizar una resolución justa de los siniestros que satisfaga de forma adecuada y equilibrada las expectativas de cliente, perito, taller y aseguradora.
En la relación entre taller y perito, necesariamente de cooperación para satisfacer las elevadas expectativas que sobre ambos pone el automovilista o flotista que nos confía su vehículo, es fundamental seguir avanzando en las mejores prácticas. Desde la máxima profesionalidad y orientación a la mejora continua. Tanto las nuevas tecnologías que incorporan los vehículos, cada vez más complejas, como el impacto que la digitalización está teniendo en todos los aspectos de la gestión y reparación de un siniestro, exigen de peritos y talleres una constante actualización de conocimientos. De índole técnica (innovaciones del automóvil) y tecnológica (herramientas electrónicas para la reparación y valoración de daños). Profesionales altamente cualificados en ambos aspectos nos permitirán “objetivar” mejor las evaluaciones de daños y reducir desencuentros. Es lo que espera el usuario y cliente final de nosotros. Es lo que exige nuestro común compromiso con su satisfacción y nuestra función social en términos de seguridad vial.
| Esta tribuna se publicó originalmente en el número 100 de la revista Pericia.